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Juan Tomás García, msc, Mons. Gilles Lemay, Emerson de León, msc y Joel Depré, msc. |
Las parroquias que servirán se extienden en un vasto territorio: desde Bahía-Santa-Caterina (San Fermín) en la desembocadura del río Saguenay, hasta Clermont (San Felipe), pasando, de este a oeste, por San Simeón, San Fidel, San Amado de los lagos, Nuestra Señora de los Montes, Santa Inés, la Malbaie (San Esteban), Pointe-au-Pic (Sagrado Corazón de Jesús) y San Irineo.Estos sacerdotes extranjeros llegarán a Québec en el mes de junio y serán recibidos primeramente por sus compañeros Misioneros del Sagrado Corazón para un período de adaptación. Un equipo les ofrecerá algunas cortas sesiones de formación sobre la cultura, la historia y las orientaciones pastorales de nuestra Iglesia. Los padres Emerson de León Gervacio, 49 años y 21 años de vida sacerdotal, Juan Tomás García, 48 años y 18 de ordenación, y Joel Depré, 36 años y un año de sacerdocio, deberían después asegurar el servicio pastoral en Chalevoix-Este durante algunos años.
Mons. Gilles Lemay, obispo auxiliar responsable de las regiones de la Rivera Norte y presidente del Comité de nombramientos, considera además que su llegada contribuirá a la estabilidad de un equipo pastoral que hubiera sido difícil renovar durante algunos años.
Detalle interesante: la llegada de esos refuerzos coincide con el 75 aniversario de la llegada a República dominicana de los MSC quebecenses. Eran tres religiosos hermanos y cuatro sacerdotes que desembarcaron en el pequeño puerto de Sánchez, ese 18 de febrero 1936. Hoy, una decena de Quebecenses y una cuarentena de religiosos del país (en gran mayoría Dominicanos pero también algunos Haitianos) forman la provincia de los Misioneros del Sagrado Corazón con su sede central en Santo Domingo. Trabajan en numerosas parroquias de los alrededores, no sólo en la capital sino también en Santiago, en Nagua y en otras partes.
Además Mons. Lemay fue a la isla Hispaniola a mediados de febrero, para participar en las celebraciones de este 75 aniversario. En la fiebre del nombramiento todavía secreto que había aceptado el 27 de enero (cuando estaba en Tierra Santa), se metió de nuevo durante algunos días en el ambiente de América latina y se recordó los bellos momentos de sus años en Paraguay. “He vuelto a encontrar, dice, casi idénticos, el calor humano, la fe intensa y la religiosidad popular”, que había aprendido a apreciar en América del Sur. Él quedó “impresionado por la acogida y la apertura al otro” de los Dominicanos. Un elemento que lo ha impresionado mucho: “Los MSC de República dominicana han adoptado realmente el proyecto de la Conferencia del episcopado latino-americano en Aparecida (Brasil) en 2007: una gran misión continental”. Así todas las parroquias animadas por MSC han puesto en marcha una formación de laicos misioneros, preparándoles a una visita de las casas en varios sectores.
La mundialización, la permeabilidad de las fronteras, los lazos que se han creado entre nosotros, ¿podrían manifestar la universalidad de nuestra Iglesia católica? Si en nuestros días los Quebecenses van por millares a República dominicana por sus playas, los Dominicanos que cuentan todavía con la ayuda de religiosos y de cooperadores quebecenses – pensemos sencillamente en el Plan Nagua desde casi 40 años – se dicen felices por ver a los suyos servir en el hermoso condado de Charlevoix. Sus tres misioneros descubrirán allí sin duda la modernidad a lo occidental, la nieve y caminos helados en invierno, pero también una población de personas bautizadas que desea ardientemente vivir el Evangelio, en un ambiente que contribuye probablemente a acercarse a Dios.
Por René Tessier, redactor en jefe de la Revista. NR: Traducido por el P. Raymundo Savard, MSC. Tomado de la Revista PASTORALE QUÉBEC, Vol. 123, Núm. 3. Abril-mayo 2011, Pág. 15.
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