
Ese día acababa de celebrar misa en Uspantán y se dirigía a Cunén para oficiar otra misa pero nunca llegó a su destino. Soldados del ejército de Guatemala lo esperaban en el camino, en el lugar conocido como La Barranca, y tres disparos en la cabeza acabaron con la vida de este sacerdote entregado a las personas más necesitadas.
Los asesinos de los MSC Mártires no lograron apagar el cariño que el pueblo del Quiché tiene para ellos. Juan, Faustino, José María... Viven en nuestros corazones y en la memoria del pueblo pobre (P. Marvin Sotelo, msc).
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