jueves, mayo 29, 2014

Carta Fiesta del Sagrado Corazón

CARTA  A  LA  CONGREGACIÓN | FIESTA DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS
 Queridos Hermanos: No se extrañarán si les digo que  aquí en Via Asmara, en los últimos días, la  conversación en  la mesa ha girado, las más de las veces, sobre   asuntos de beatificación y canonización. La canonización de dos Papas el 27 de abril (la primera vez en la historia de la Iglesia), juntamente con los importantes pasos hacia delante  en  las muchas causas que están promoviendo los MSC (el  15 de abril el obispo Boismenu se convirtió en el primer hermano en ser declarado Venerable; el próximo año se estudiarán las causas del obispo Verius y de Benedict Daswa)  han hecho de esto un tema muy recurrente.

  Tampoco se extrañarán si les digo  que algunos de  nuestros  hermanos  dudan de que el proceso de canonización actual sea lo más acertado, sobre todo, en lo que toca a las personas muy “extraordinarias”. El énfasis que ponemos en estas causas  podría dar la impresión de que  la santidad  es sólo para los que están  sobre y más allá de lo ordinario. Uno de los hermanos reclama que  sería mejor canonizar  sólo  a la gente “ordinaria”,  y no a Papas y otras figuras famosas.
 Yo no creo que sea necesario defender aquí a ninguno de nuestros  candidatos a la beatificación/canonización,  en especial  porque todos ellos (el P. Fundador, los obispos misioneros,  los catequistas mártires y nuestros hermanos mártires etc.) eran gente muy ordinaria. Pero me mueve mucho más   esta  otra reflexión (surgida  en uno de nuestros debates) que  sería de tontos dedicar  un montón de tiempo y energía (por no mencionar el dinero) a las causas de unos pocos hermanos ya  fallecidos y  ¡abandonar nuestra propia  vocación a la santidad!
 El Vaticano II insistió en que todos los miembros de la Iglesia estamos llamados a la santidad (Lumen Gentium, 40) y en este punto Jesús es muy claro: “Sean perfectos como su Padre celestial es perfecto” (Mt. 5, 48). Ser santo (es decir,   acercarse a Dios;  ser como Jesús) es la  esencia misma del discípulo de Jesús. Es nuestra vocación de cristianos.
 Es también nuestra vocación como Misioneros del Sagrado Corazón. Me parece que  a menudo ponemos  nuestra vocación en servir a los demás (en especial a los marginados) mediante nuestras obras y  ministerios. Pero podríamos ver  la “santidad” como algo que sería más  hermoso   si se  fuera  haciendo  ¡mientras  vamos haciendo nuestro  trabajo!
 ¡Pero la santidad es nuestro trabajo! Es  el centro de nuestra misión, y  no sólo un resultado bonito de  nuestra misión. El Papa Francisco expresaría nuestra misión con una sola palabra: ¡Evangelizar!   Pero la evangelización es,  lo primero y lo más importante, la transformación de  uno mismo. La Evangelización es que el Evangelio se haga real en mi vida. Mediante mi transformación en Jesús (es decir, haciéndome yo santo) es como  me capacito para ser testigo del Señor Resucitado. Todo lo que yo hago para ser “santo” es parte de  mi vocación y  mi misión. Es lo que Jesús me ha llamado a hacer.
 Para los Misioneros del Sagrado Corazón, y de hecho, para  toda la Familia Chevalier, la santidad  toma una forma muy concreta:”participar de los sentimientos del Corazón de Cristo” (Const.  11). Mediante nuestro Culto Perpetuo (no tanto como una práctica piadosa sino más bien como una  forma de nuestra espiritualidad)  nos  pareceremos a Jesús, teniendo la misma sensibilidad y los  mismos  sentimientos que tiene él. En nuestra meditación reflexionamos  sobre el Evangelio para descubrir qué había en su corazón  cuando  tocó al leproso, o pronunció el nombre de María,  o dijo al ladrón que estaría con él aquel día, o lloró ante la  tumba de Lázaro.  Luego, nos vamos a lo profundo de nuestro  propio corazón para examinar los sentimientos que tenemos allí,  y ver,  comparando con Jesús,  qué tal somos “con”  la gente que forma parte de nuestras vidas y  nuestro ministerio. Es en esta dinámica de relaciones- Jesús con nosotros; yo mismo con los demás;  Jesús conmigo- como crecemos  en santidad.  Cuantos más santos seamos, mejor podremos hacer que “el Sagrado Corazón sea conocido y amado en todas partes”.
¡Les deseamos a todos una SANTA FIESTA DEL SAGRADO CORAZÓN  el 27 de junio!
Mark McDonald, MSC
Por la Administración General.
Junio 2014

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CONSAGRACIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS
Te saludamos, Corazón admirable de Jesús.
Te alabamos, te glorificamos, te damos gracias,
Te ofrecemos nuestro corazón, te lo entregamos y consagramos.
Recíbelo y poséelo entero, puríficalo, ilumínalo y santifícalo,
A fin de que vivas y reines en él, eternamente,
Por los siglos de los siglos. Amén
."
Misioneros del Sagrado Corazón, MSC.
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