El hermoso título de Nuestra Señora del Sagrado Corazón, dado a María por el P. Julio Chevalier, es una auténtica inspiración de lo alto. No se trata de una devoción a María centrada en un lugar concreto o en una característica determinada, sino que tiene un fondo eminentemente teológico, ya que nos habla de las relaciones entre María y el Corazón Sagrado de su Hijo.
En palabras del P. Chevalier, “al pronunciar este nombre, agradecemos y glorificamos a Dios, porque ha escogido a María entre todas las criaturas para formar en su seno virginal el Corazón adorable de Jesús. Reconocemos mediante este título especial, el inefable poder que el dulcísimo Salvador le ha concedido sobre su Corazón adorable.
Suplicamos a esta compasiva Madre que nos conduzca al Corazón de su Hijo; que nos revele los misterios de misericordia y de amor que encierra; que nos abra los tesoros de gracias de que es origen, y que las derrame a manos llenas sobre cuantos la invocan o se recomiendan a su poderosa protección. En fin, como el poder de María sobrepasa cuanto nuestra débil razón puede concebir, y Jesús escucha siempre las humildes súplicas y ruegos de su Madre, le confiaremos el éxito”.
La denominación de Nuestra Señora del Sagrado Corazón indica aquélla que ha sido bendita entre todas las mujeres por el Corazón del Dios amante, y la señala como Madre de la humanidad, y cuyo único deseo es llevarlos al Corazón de su Hijo. Es nuestra Abogada. Esa relación se presenta así: María, de pie, tiene en sus brazos a su pequeño Hijo, sosteniendo su Corazón. Jesús señala con una de sus manos su Corazón, y con la otra nos refiere a su Madre. La representación de la íntima relación entre ambos no puede ser más perfecta: a Mí por medio de Ella, que ella “manda” en mi Corazón.
Debido a las características de la imagen, podría decirse que es la imagen de María más “inculturizada” que tal vez existe en la Iglesia. Es por ello que no hablamos de un modelo de imagen único, sino que en cada cultura lo expresan a su manera, salvando, eso sí, lo esencial de lo que implica el título de Nuestra Señora del Sagrado Corazón: el poder de María sobre el Corazón de su Divino Hijo. Ello es lo que convierte a María en la más poderosa intercesora. Y por ello se le denomina también como “Abogada de las causas difíciles y desesperadas”.
En palabras del P. Chevalier, “al pronunciar este nombre, agradecemos y glorificamos a Dios, porque ha escogido a María entre todas las criaturas para formar en su seno virginal el Corazón adorable de Jesús. Reconocemos mediante este título especial, el inefable poder que el dulcísimo Salvador le ha concedido sobre su Corazón adorable.
Suplicamos a esta compasiva Madre que nos conduzca al Corazón de su Hijo; que nos revele los misterios de misericordia y de amor que encierra; que nos abra los tesoros de gracias de que es origen, y que las derrame a manos llenas sobre cuantos la invocan o se recomiendan a su poderosa protección. En fin, como el poder de María sobrepasa cuanto nuestra débil razón puede concebir, y Jesús escucha siempre las humildes súplicas y ruegos de su Madre, le confiaremos el éxito”.
La denominación de Nuestra Señora del Sagrado Corazón indica aquélla que ha sido bendita entre todas las mujeres por el Corazón del Dios amante, y la señala como Madre de la humanidad, y cuyo único deseo es llevarlos al Corazón de su Hijo. Es nuestra Abogada. Esa relación se presenta así: María, de pie, tiene en sus brazos a su pequeño Hijo, sosteniendo su Corazón. Jesús señala con una de sus manos su Corazón, y con la otra nos refiere a su Madre. La representación de la íntima relación entre ambos no puede ser más perfecta: a Mí por medio de Ella, que ella “manda” en mi Corazón.
Debido a las características de la imagen, podría decirse que es la imagen de María más “inculturizada” que tal vez existe en la Iglesia. Es por ello que no hablamos de un modelo de imagen único, sino que en cada cultura lo expresan a su manera, salvando, eso sí, lo esencial de lo que implica el título de Nuestra Señora del Sagrado Corazón: el poder de María sobre el Corazón de su Divino Hijo. Ello es lo que convierte a María en la más poderosa intercesora. Y por ello se le denomina también como “Abogada de las causas difíciles y desesperadas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por visitar nuestra página. Puedes firmar tu comentario y debajo, escoger la opción anónimo si no tienes cuenta en google...