Hace 35 años, con una procesión que
inició frente a la capilla de la comunidad de San Víctor–Moca y concluyó con la
Eucaristía celebrada por Monseñor Roque Adames al pie de la montaña, nació
el Monte de Oración. Desde entonces, cada aniversario del Monte lo celebramos
peregrinando.
Esta vez la
celebración eucarística fue presidida por Mons. Valentín Reynoso (Plinio) y Mon.
Rafael Rodríguez acompañados de varios diáconos y sacerdotes: Vinicio Disla,
Agustín Fernández, Juan Rodríguez (Superior Provincial) y varios padres
Misioneros del Sagrado Corazón. La celebración fue animada por el coro
Emaús-Hombres de la parroquia Corazón de Jesús de Licey al medio.
El pasado domingo
19 de agosto de 2018, los fieles de San Víctor-Moca -y de otros pueblos- se
unieron a esa interminable marcha de la humanidad, que sigue caminando en
búsqueda de lo imperecedero, de lo eterno. Porque como decía el escritor
francés Saint-Exupery “LO ESENCIAL ES INVISIBLE A NUESTRO OJOS”. Hay que
seguir buscando, hasta llegar a Él.
Esta procesión del
domingo 19 con la bandera dominicana en alto, salió como de costumbre de la parroquia
de San Víctor-Moca y pasó en un momento por los“Rieles”. Los “Rieles” son parte
de ese camino por donde pasaba -todavía en la década del ’30- el tren que venía
de Puerto Plata, cruzaba por Moca, la Vega y otros pueblos hasta llegar a
Sánchez-Samaná.
Ese paso por los
“Rieles” me recordó que en septiembre de 1935 el P. Cipriano Fortín y el
P. Cadoux hicieron la ruta en ese tren hasta Sánchez-Samaná buscando el lugar
por dónde empezar a ofrecer una colaboración misionera en nuestro país.
Ochenta y
tres años después, pasábamos por esa ruta de los “Rieles”, conmemorando el
35 aniversario de un centro de espiritualidad que forma parte de esa
colaboración misionera a nuestra iglesia dominicana, en la Arquidiócesis de
Santiago: el Monte de Oración.
¿De dónde viene la
gente al Monte? Viene
de todas partes, por unas horas, por un día, por una semana y hasta por un mes.
¿A qué viene la gente, en el día a día al
monte de Oración?
- A encontrar al Señor en la naturaleza, en el otro y de modo particular en la capilla. A ver y dejarse ver silenciosamente por Él. La Eucaristía es el mayor punto de atracción en el Monte de Oración.
- Muchos vienen también para subir hasta la “Cruz del Monte”, repasando las estaciones del viacrucis y terminando con un buen rato ante la Tumba “vacía” meditando despacio el capítulo 20 del Evangelio de Juan. El evangelio de Juan es el evangelio de los que tratan de profundizar la espiritualidad del corazón humano de Jesús.
No pocos se
detienen también en la Gruta de la Virgen, de la virgen del“Acuérdate”, diría
San Bernardo. El padre Julio Chevalier (Fundador de los Misioneros del Sagrado
Corazón) nos enseñó a invocarla así:
Acuérdate Nuestra
Señora del Sagrado Corazón,
De las maravillas
que Dios hizo en ti.
Tú conoces nuestras
necesidades,
habla al Señor por
nosotros y por todos los hombres
Ayúdanos a vivir en
su amor,
para eso alcánzanos
las gracias que le pedimos
y las que
necesitamos
Tu petición de
Madre es poderosa:
Que Dios responda a
nuestra esperanza
Amén.