En "Hoog Tijd voor een Andere God" (Se trata del Tiempo de Otro Dios), Roger Burggraeve escribe que hoy enfatizamos con razón la misericordia y el perdón de Dios, pero al hacerlo corremos el riesgo de dañar a las víctimas de la injusticia. Se les niega la justicia. La Espiritualidad bíblica del Corazón, sin embargo, nos invita a inspirarnos en el corazón de Dios, fuente tanto de la misericordia como de la justicia de Dios.
Espiritualidad del Corazón | Hans Kwakman/CorNovum. Sección 57 del Curso Online
La misericordia de Dios es incondicional. El Papa Francisco se refiere al libro del Génesis, donde está escrito que incluso si "la maldad de la gente sobre la tierra todavía aumentó" (Gn. 6: 5), el Señor, en su misericordia, dio a la gente la oportunidad de comenzar de nuevo (ver Gén. 9:11; LS 71).
Sin embargo, refiriéndose a los
profetas y salmos bíblicos, el Papa también señala que
"si la justicia ya no habita en la tierra, entonces la Biblia nos dice que
toda vida está en peligro" (LS 70). El Papa culpa de que todavía
exista tanta injusticia en el mundo a la arbitrariedad de los que están en el
poder, que controlan las riquezas naturales de la tierra, entre otras cosas (LS
82).
Jesús tiene un mensaje claro acerca
de los que están en el poder: "Sabéis
que los gobernantes oprimen a sus pueblos y los líderes abusan de su poder. No
es así como debe ser entre vosotros. El que quiera ser el más importante entre
vosotros debe servir a los demás" (Mat. 20: 25-26; LS 82).
Cuando dejamos de esforzarnos por
estar al servicio de nuestro prójimo, de quien somos responsables, la relación
con nosotros mismos y con los demás, con Dios y la tierra, se verá
interrumpida, afirma el Papa (LS 70). Y añade: "La sincera preocupación por nuestra propia vida y por nuestra
relación con la naturaleza no puede separarse de la solidaridad, la justicia y
la fidelidad hacia los demás" (LS 70).
REFLEXIÓN
"Siempre debemos esforzarnos
por el equilibrio y la armonía
entre la justicia y la misericordia.
Solo con justicia
terminamos en un mundo duro como una roca.
Solo con piedad
la víctima se queda fuera en el frío.
Yahvé no es un Dios indiferente.
El es el justo
y actúa contra los que hacen el mal;
pero también es misericordioso,
y muestra compasión por los que reconocen su error
y se arrepiénten.
En la tradición bíblica
la naturaleza incondicional de
misericordia de Yahvé
y su abundancia de amor
supera a veces la excesiva
demanda de justicia…”
"Rebelarse contra la injusticia
tiene la misma fuente que la compasión.
Estás conmovido
hasta las entrañas”.
Roger
Burggraeve,
"Hoog tijd voor een
andere God"
Uitgeverij Davidsfonds 2015, pág.125 en 138
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